Muecas.

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viernes, 10 de septiembre de 2010

Rumbo al Desastre.


Ya se entregó el presupuesto para el año próximo, que pronto discutirán los legisladores. En una primera revisada a los Criterios Generales de Política Económica, se confirma que estamos en una ruta muy peligrosa. No dice eso el documento, pero eso significa si corrige uno algunas inexactitudes.

Como es costumbre, los Criterios tienen un excelente análisis de la situación económica reciente, con varios recuadros muy informativos acerca de diversos temas, como la producción petrolera, el comportamiento de la pobreza, la situación financiera o los efectos de la política anticíclica. Puesto que no se proponen cambios en impuestos, no hay mayor complicación con el planteamiento económico para el próximo año, salvo ajustes entre rubros de gasto.


En donde sí hay problemas es en el apartado prospectivo para 2011-2016. En lo general, el marco de referencia es razonable. Se espera que Estados Unidos crezca entre 2.5 y 3% cada año en ese período, y se propone para México un crecimiento de 4.2% anual en prácticamente todos esos años. Con base en ello, se estiman los ingresos del gobierno y cómo podrían utilizarse. Puesto que no se plantea ningún cambio relevante en materia fiscal en esos seis años, los ingresos del gobierno se mantendrían en un poco más de 21% del PIB cada año. De ahí hay que pagar intereses de deuda y participaciones a entidades federativas, de forma que lo que el gobierno podrá gastar es un poco mayor a 15% del PIB cada año. Puesto que las pensiones irán creciendo, habrá que reducir el gasto del gobierno en servicios personales, de forma que para 2016, en el documento de Hacienda, ese gasto sería de 5% del PIB, cuando ahora es de 6%. De alguna manera el gobierno federal tendrá que reducir en 16% su gasto en personal en esos seis años. En personas deben ser cosa de 300 mil. No se me ocurre cómo se podrá hacer esto.


Sin embargo, estas cifras pueden no ser correctas. De acuerdo con los Criterios, el gasto en pensiones es hoy de 2.3% del PIB. Sin embargo, en las cuentas de Hacienda, el gasto en pensiones, únicamente en las empresas paraestatales, será este año de 2.2% del PIB. Algo no está bien: o las cifras publicadas mensualmente, o los Criterios. Puede ser una cifra mal estimada o una definición incorrecta, sin mayor trascendencia. Puede no serlo, y entonces la contracción en servicios personales sería mayor a la estimada por Hacienda.


Más grave aún es la estimación del déficit en cuenta corriente. De acuerdo con Hacienda, este déficit es hoy de poco más de un punto del PIB y será de 2.2% para 2016. Pero esa cifra no coincide con los demás datos del documento. De acuerdo con los Criterios, tendremos un crecimiento del PIB de 4.2% anual, y un crecimiento en exportaciones e importaciones bastante superior. En promedio, para 2011-2016, las exportaciones crecerían 10.6% y las importaciones 11.5% cada año. Con esas cifras, el déficit esperable en la cuenta corriente no es de 2.2% para 2016, sino 4.5% del PIB. Reitero, sin adicionar nada a las cifras que aparecen en la página 96 de los Criterios.


Éste sí es un error grave, porque esto significa que ya se puede decir, oficialmente, que México entrará en una crisis de Balanza de Pagos en 2016. Basta utilizar las cifras ahí publicadas para calcular ese déficit, muy difícil de financiar, para dentro de seis años. Y considerando que el gobierno suele ser muy conservador, y que nunca ha anunciado una crisis (a pesar de haber tenido muchas), la fecha de 2016 suena optimista.


Posiblemente estas cifras se corrijan en los siguientes días, pero debemos tomarlas como correctas desde ahora. Efectivamente, estamos en problemas muy serios: no para el próximo año, ni para 2012, pero sí muy poco después de ello. La incapacidad de eliminar obstáculos al crecimiento económico, debida fundamentalmente a una persistente creencia en la mitología del siglo XX, nos ha colocado nuevamente rumbo al desastre.


Podríamos evitarlo si desde hoy tomáramos medidas serias: una reforma fiscal que recaude, una reforma laboral que libere los mercados, medidas en torno a la competencia que vayan en esa misma dirección. Unas pocas decisiones que cambiarían el rumbo y le darían, al próximo gobierno, margen de maniobra para sobrevivir.


Lo lógico sería que quienes esperan estar en ese próximo gobierno estuviesen desde hoy impulsando esas medidas. Pero la lógica no parece ser lo suyo.

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